POR CULPA DEL SEXO


Por Lic. Rigoberto A. Becerra D. (MAF)


Hoy día todo es sexo, como lo dijo Darwin hace muchos años, que el hombre nace por el sexo, vive en el sexo, todas sus acciones las realiza por el sexo y muere por el sexo, o algo más o menos. Parecería que no es así, pero así es aunque no lo queramos. Si no fíjense en las publicidades o propagandas de las empresas bien sea por televisión, por prensa escrita, por vallas publicitarias, por afiches, y encontrará una gama de publicidades. Nunca se había visto, como en las últimas dos décadas, un despliegue tan agresivo y arbitrario del sexo como promotor de ventas. Mujeres en traje de baño, mujeres en bikini, mujeres en babydoll, mujeres en ropa interior. Mujeres acariciando hombres o dejándose acariciar por ellos. Mujeres semidesnudas robándole el hombre a las mujeres vestidas. Mujeres desvestidas bailando, saltando, brincando y hasta volando, con la finalidad de atraer la mirada de los hombres. También hombres, pues se presentan en trajes de baño, en ropa interior, igualmente bailando, saltando, brincando. ¡Algo impresionante!. Pudiera creerse que el sexo se utilizara por los publicistas para vender productos y/o servicios relacionados con el sexo, por ejemplo: ropa interior, toallas sanitarias, trajes de baño, cremas para el cuerpo, entre otros. Pero no, amigo lector, Ud. se habrá dado cuenta que el sexo se utiliza para toda clase de productos y/o servicios, como para vehículos, cerveza, pinturas, baterías para automóviles, cigarrillos, zapatos, comida, refrescos, bebidas alcohólicas, servicios bancarios, servicios de transporte, servicios de turismo, incluso y es el colmo de los colmos hasta las funerarias meten sus cuñitas sexy.

Parece un absurdo, dando la impresión de que los publicistas o son poco imaginativos o piensan que todos lo televidentes o lectores de prensa, o miradores de vallas, no fuéramos otra cosa que una manada de enfermos sexuales, que esperan el detonante para excitarse y salir a comprar. No más imagínense ver a la catira regional y salir a comprar una cerveza regional. O por que el afiche en una tienda de repuestos tiene a una chica 240 (90 –60 –90) con las dos razones al aire libre ofreciendo una batería de 900 Amperios o unas bujías, usted decida comprarlas cuando lo que iba a comprar era simplemente un filtro para el aceite. Aunque en efecto, así es, y en verdad, según algunos expertos, entre ellos mi comadre Tremembuna, esta es una técnica atrasadísima que ya en muchos países más desarrollados no la utilizan desde hace muchos años, pues fracasó por el uso repugnante y excesivo que hicieron de el, ya que el producto vendido a través del sexo, dicen estos expertos, no provocan sino “entusiasmos muertos”. De todas formas, precisamente esos “entusiasmos muertos” fue lo que hizo meter en líos otra vez a mi compadre Temístocles y si no, juzguen ustedes la historia que les voy a contar.

Resulta y acontece que mi compadre, que después de sus famosos líos Por culpa de la Secretaria, así como también Por culpa del Partido y la Bolivariana, ha estado en cuarentena, o mejor dicho con las garantías suspendidas por parte de mi comadre Tremembuna, llevando ya casi seis meses exilado en mi casa, donde se lo pasa viendo televisión y leyendo la prensa, viendo todas esas cuñas que rayan en lo pornográfica, donde por ejemplo una hawaiana mueve desesperada y lúdicamente su vientre incitando a “tomar una vacaciones de sabor”, o una chica esbelta le muestra (muchas veces cuando Ud. está comiendo) como se coloca la toalla sanitaria. Pues bien, mi compadre incitado por esto se fue de vacaciones para un pueblito de los Andes, del páramo, pues, en una pensión solidaria, con precios muy solidarios, con un lindo paisaje, de habitaciones muy sencillas que se oyen todos los ruidos de una habitación a otra.

En realidad quizás por la temporada, era octubre, cuando mi compadre llegó no habían más huéspedes en dicha pensión. Le asignaron una con vista a la montaña. Sin embargo, la dueña, quien a su vez era la maletera, la recepcionista, la mujer de la limpieza, la cobradora, etc. etc. le manifestó que esa misma noche llegaría una pareja de recién casados que venían del llano y que pasarían allí su luna de miel y que justo iban a estar en la habitación al lado de la suya, pues esa era la que les reservaba para estos casos. Eso entusiasmó un poco a mi compadre, ya que por lo menos tendría con quien conversar y hasta pasear.

Esa noche, quizás por el cansancio del viaje, mi compadre se acostó temprano, como a las ocho y media, sin poder ver televisión ni por cable ni sin cable, pues no había. Hasta esa hora aún no habían llegado los recién casados. Se quedó dormido casi inmediatamente, motivado por el silencio casi sepulcral (sólo el canto de los grillos y las ranas) que había en la pensión sin huéspedes. Sin embargo, entre sueños mi compadre empezó a oír unos ruidos en la habitación de al lado, seguido por unos jadeos cada vez más intensos, parecidos precisamente a esos que se oyen en las películas pornográficas. Inmediantamente recordó lo de los recién casados y lo que le había dicho la dueña de la pensión de que llegarían esa noche.

- Llegaron bien tarde, - pensó mi compadre, al ver en su reloj que eran las 11,30 p.m..

- Seguiré durmiendo, - se dijo y se tapó hasta la cabeza pues estaba haciendo un frio de padre y señor nuestro, ya que la temperatura era de 6 grados centígrados.

Los ruidos siguieron y los jadeos también, ahora con mayor frecuencia (cada 30 minutos) e intensidad, lo cual hizo pensar a mi compadre: -¡Qué bárbaros!, no quieren descansar.

Quizo volver a dormirse pero “los entusiasmos muertos” que dijimos antes, más la suspensión de las garantías de mi comadre, lo cual hacía que estuviera peor que un recluta de la Guardia de Honor (que no salen de permiso sino hasta los seis meses) pudo más y entonces, sin querer queriendo, mi compadre volvió a practicar lo que aprendió cuando tenía quince años, o sea "complacencia en solitario", incentivado por los ruidos y jadeos que lo hacían elucubrar fantasías reprimidas. Así estuvo casi toda la noche, pues como ya dijimos aproximadamente cada 30 o 40 minutos empezaban los ruidos y jadeos después de una maliciosa calma. Sólo fue hasta las 4,00 a.m. cuando ya no se volvió a escuchar ruido alguno.

Mi compadre dijo: - ¡Por fín!, esos recién casados son insaciables, ahora si podré dormir tranquilo.

Así fue, pues solamente a las 6,00 p.m. se empezaron a oír los ruidos de las viandas, las cucharas, los platos, en la cocina de la pensión, ya que esta gente del campo se levanta muy temprano.

Mi compadre se levantó como a las 7,00 a.m. y cuando fue a desayunar se consiguió con la dueña y le dijo:

- Buenos días, señora Tomasa, ¿como amaneció?.

- Yo muy bien, gracias, Sr. Temístocles, pero Ud. parece que no pasó muy bien la noche, que no haya dormido nada, pues se le nota ojeroso y pálido.

Efectivamente, mi compadre estaba muy pálido, con una ojeras del tamaño familiar, y no era para más, pues había realizado como siete autocomplacencias.

- En verdad así fue Sra. Tomasa, no pude dormir muy bien, pues anoche cuando ya estaba en los brazos de morfeo empecé a oír los ruidos que hacían los recién casados en la habitación de al lado. Eso se repitió casi toda la noche. - Repuso mi compadre.

- ¿Cuáles recién casados, Sr. Temístocles? Preguntó la Sra. Tomasa.

- ¿Cómo que cuáles recien casados? Bueno, los que me dijo ayer que llegarían a pasar la luna de miel, pero hasta la hora que me acosté no habían llegado. - Señaló mi compadre un poco extrañado.

- ¡Ah, esos!. Pues resulta que no pudieron venirse y me llamaron por el celular como a la 7 de la noche. Posiblemente lleguen hoy.

- ¿Cómo es eso?. ¿Y los ruidos y jadeos que oí toda la noche? - Volvió a preguntar mi compadre ahora mucho más extrañado.

- ¡Ah!, ya se por donde viene Sr. Temístocles. !No sea mal pensado!. Pero ese ruido era otra cosa. - Informó la Sra. Tomasa.

- ¿Cómo que otra cosa?. ¿Qué era entonces?. - Preguntó mi compadre. Ahora ya no extrañado sino preocupado.

- Resulta que como a las 10 p.m. llegó de improviso mi Tío Ruperto, de Ciudad Ojeda, y como no tenía otra habitación preparada le di la que le tenía reservada a la pareja de recién casados. - Le contestó la Sra. Tomasa

- Pero entonces su tio Ruperto vendría con su costilla (o la segunda costilla), a pasar su segunda o tercera luna de miel, pues esos ruidos así lo delatan. - Dijo mi compadre maliciosamente, pero a su vez como para autojustificarse, pues ahora estaba preocupadísimo.

- !Sigue Ud. con eso Sr. Temístocles!, !Ud. si es mal pensado!. - Le respondió la Sra. Tomasa, rièndose.

- ¿Por qué dice Ud. eso Sra. Tomasa – Preguntó mi compadre un poco intrigado pero a la vez molesto.

- Porque mi Tío Ruperto es viudo, tiene 70 años y además es asmático. No duerme muy bien, tiene que estarse levantando y se viene a quedar dormido casi siempre en la madrugada.

Demás está decir que mi compadre no terminó su desayuno, salió como alma que lleva el diablo hasta su cuarto, arregló la maleta y se fue en sus vacaciones para un hotel de 5 estrellas (después vería como lo pagaba) donde no se oyera ni el sonido de las cacerolas que le tocan al Presidente. Por ahora no quiere ver la prensa y mucho menos la televisión, sobre todo por las cuñas cargadas de sexo. 

La Sra. Tomasa quedó asombrada y aún no se explica que fue lo que le pasó a mi compadre, pues ni se despidiò afectuosamente como siempre lo hacìa.



OJO. QUIEN TENGA OIDOS QUE OIGA Y QUIEN TENGA OJOS QUE VEA. EL PRÓXIMO PUEDE SER UD.



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