
POR CULPA DEL MAQUILLAJE
Por Lic. Rigoberto A. Becerra D. (MAF)
Todo maquillaje es peligroso, ya que oculta la
verdad. Además puede dar lugar a situaciones difíciles o
engorrosas para las partes. Esto es válido a nivel personal,
tanto en el sexo femenino como en el masculino, como a nivel
técnico o financiero, donde en este último sector se refleja en
la distorsión intencional de los estados financieros de una
organización, con los consiguientes problemas que ello
representa.
El término maquillaje es originalmente
aplicable al rostro. Así, según el diccionario ilustrado,
"maquillaje es la acción y efecto de maquillar o
maquillarse", mientras que "maquillar es aplicar al
rostro cremas u otros cosméticos, para embellecerlo o
caracterizarlo". La existencia de la práctica del
maquillaje data desde hace siglos, donde la mujeres para parecer
más bellas recurrían a esta acción. Igualmente lo hacían los
hombres.
Sin embargo, debido al uso y al abuso de tal
práctica, donde muchos salían engañados y estafados al
ocultársele la verdad, se recurrió entonces a la contrapartida,
o sea el desmaquillaje. Surgieron especialistas con técnicas o
mecanismos para efectuar el desmaquillaje, que si lo definimos
ateniéndonos a la partícula des, sería "acción de quitar
el maquillaje a un rostro o algo que está maquillado".
Entre estos especialistas, científicos o empíricos, está mi
compadre Temístocles, quien se vende como un "experto
desmaquillador de lo que sea", sobre todo de estados
financieros, ya que su experiencia bancaria de 10 años, lo
capacitan para tal tarea. Eso lo dice él.
Sin embargo, fíjense lo que le pasó a este
experto desmaquillador. Resulta y acontece que, mi compadre
Temístocles, quien Uds. ya conocen (POR CULPA DE LA SECRETARIA) en las ferias de La Chinita de 1999 se emparrandó con
unos viejos amigos que vinieron de Caracas. Visitaron varios
lugares de fiesta y en uno de ellos fue donde comenzó todo este
lío.
Una rubia despampanante que estaba en el sitio
fue flechada por mi compadre, quien ni corto ni perezoso la
abordó y fue bien recibido. Fiel a su costumbre, mi compadre
puso en práctica las seis C, o sea: conversación, comida, canciones,
candenciaron su música predilecta, cataron las mejores bebidas y
por último se fueron a cumplir con la última C. Mi compadre
estaba muy entusiasmado, según me cuenta, con la chequera
alegre, imaginándose con esa rubia despampanante, que parecía
una reina de belleza, con su buen pelo rubio, hombros altos,
cintura delgada, alta, glúteos prominentes, además de sus dos
buenas razones.
Así, una vez que llegaron al sitio de la
última C, mi compadre le dijo a la rubia que mientras ella se
ponía cómoda el iría al baño a refrescarse pues había tomado
y comido demasiado. Lo hizo y a los diez minutos, tiempo que
consideró suficiente, regresó a la habitación del motel. Allí
continuó la confusión, pues cuenta mi compadre que cuando
entró y vió a la joven que allí estaba, le dijo "perdón
señorita, pues me equivoqué de habitación, disculpe, fue sin
querer". Su confusión fue mayor cuando la joven le dijo
"qué pasa Temi del c........, (ya lo llamaba
diminutivamente), - soy yo, ¿no me reconoce?. ¿Ya estás borracho,
DHP?".
Resulta que su rubia despampanante, una vez que se
quitó la peluca, las pestañas postizas, las hombreras, la faja
que le aprisionaba su cintura, los gluteos postizos, sus sostenes
con copa, sus zapatos altos tacón 9, lentes de contacto, además
de haberse lavado la cara, quedó reducida a una mujercita
insípida, morena, ojos negros, de 1, 50 de estatura
aproximadamente, y un cuerpito menudo muy delgado, sin suficiente
carne ni para una empanada. Hasta la voz le había cambiado, pues
de una voz tipo gatita, melosa, que tenía media hora antes,
había pasado a una voz aguardentosa, chillona, altanera y
vulgar.
Cuenta mi compadre, que ni corto ni perezoso,
sintiéndose engañado vilmente, a él precisamente que se
consideraba un experto en el desmaquillaje, salió, prendió su
vehículo y se fue, dejando abandonada a la pobre "rubia
despampanante desmaquillada" en la habitación del motel.
El resultado negativo es que mi compadre ya
lleva como dos meses sin ánimos, con un ratón moral y
profesional, sin deseos de trabajar y mucho menos con algo a
alguien que tenga que ver con maquillaje. No quiere ni siquiera
ver un estado financiero, ni un informe de auditoría, ni un
punto de cuenta para la gerencia, teniendo el trabajo muy
atrasado. Toda la culpa se la hecha al maquillaje. Sus amigos,
quienes ya se enteraron de este percance, le dan casquillo
invitándolo a salir de parranda con rubias y morenas
despampanantes.
!QUIEN TENGA
OJOS QUE VEA! CUIDADO QUE ESTO LES PUEDE PASAR A UDS.
