UNA NOCHE EN EL PANTEON


Por Lic. Rigoberto A. Becerra D. (MAF)


Esa noche, el cielo de Caracas se estaba cayendo sobre la ciudad. Una lluvia implacable y los truenos y rayos estallaban con gran estruendo, sembrando el miedo entre los niños de la ciudad desvelados por la tormenta.

Cerca del Panteón Nacional, un mendigo buscaba refugio del diluvio por la lluvia, y, dado que los guardias del recinto estaban metidos en sus garitas para secar sus empapados uniformes, sigilosamente se introdujo en el lugar donde reposan los restos mortales del Libertador y de tantos otros hombres patrios.

A pesar de su evidente desaseo y gusto por la bebida, este pobre hombre no era inculto, sino mas bien un ser desafortunado, maltratado por la vida, viudo, sin hijos, carente de familia, un profesor jubilado de Historia de Venezuela. a quien un estafador le hizo una mala jugada robando sus ahorros y por eso estaba convertido en lo llamado hombre de la calle.

Sin tener a donde ir, puso sus pocas pertenencias (unos libros de Historia y de Pensamientos del Libertador) y se ha acostumbrado a vivir de la limosna en los alrededores del Panteón Nacional, cerca de la morada donde descansaban los patriotas que poblaban su mente, y los vecinos de la zona le daban diariamente algunos sobrantes de comida, ropa vieja y prensa de los días anteriores que el Maestro Roncañolo, como era conocido por el vecindario por su voz grave y ronca y gusto por la bebida, usaba para arroparse luego de leerla para mantenerse informado de la dura vida de Venezuela y del desastre que el Presidente estaba creando, en un absurdo plan revolucionario llamado "bolivariano" lleno de errores y fracasos.

Ni corto ni perezoso, el Maestro Roncañolo estuvo buscando un sitio, en la parte posterior de la tumba del Libertador, caliente y oscuro, donde fuera mas seguro y no lo descubrieran, y de esta forma tener el privilegio de pasar la noche junto al Padre de la Patria.

No muy lejos, a altas horas de la noche, en el Palacio Presidencial, el jefe de Estado, totalmente loco, ahora mucho mas por los diferentes problemas que se presentaban diariamente, disfrazado como un general de tiempos de la Independencia, desesperado por el ingobernable gobierno, rodeado de aduladores medio dormidos que eran incapaces a sugerirle la manera de rectificar sus graves errores, ante la mirada sorprendida de los presentes, le dijo a sus escoltas prepararan la caravana presidencial porque, ante tantos problemas y, no pudiendo confiar en ninguno de los seguidores que lo rodeaban, se dijo a si mismo que solamente en el Panteón Nacional, a solas con el Libertador, era conveniente tomar decisiones sobre el futuro del gobierno, oyendo los consejos que, desde la ultratumba, el Libertador le darìa a su principal devoto, pues acababa de nombrar todo un estudio investigativo presidencial para ver quienes fueron los asesinos de este gran hombre

Estaba dormido acurrucado el Maestro Roncañolo entre trapos y pedazos de prensa, cuando de repente se oyeron ruidos de carros y botas, rejas abiertas en la oscuridad de la noche y, entonces muy asustado, pudo asomarse en la oscuridad para ver como la puerta principal del Panteón Nacional era abierta dejando entrar el resplandor de las luces de la calle.

Con muchos nervios, se puso a pensar que de seguro eran los guardias que iban a revisar el recinto para, a quien encontraran, llevarlo preso, a golpes de peinillazos y patadas, pues esa era la forma de actuar, por haberse atrevido a violar el sagrado lugar.

Pero, en su asombro, vio como, entre las sombras, avanzaba un hombre, vestido con uniforme, capa y sombrero de plumas, como los militares del siglo XIX.

- ¡Pero si es el Presidente!, fue su pensamiento para sus adentros...¿Y ese loco qué hace en este lugar y a estas horas? Mas asustado y sin moverse, pudo ver como el Presidente puso sus rodillas en las escaleras que conducen a la urna que contiene los restos del Libertador, y en alta voz, casi gritando, dijo:

- ¡Bolívar, mi Padre, Vengo por su ayuda! ¡No tengo ni idea de la manera de gobernar a mi pueblo! ¡Estoy poniendo la gran torta!

El Maestro Roncañolo, asustado y sorprendido, estaba pensando que, con su voz grave y con sus amplios conocimientos del pensamiento del Libertador, se puede jugarle una broma al Presidente y sugerirle algo por el bien de Venezuela. Total, no era mucho lo que pudiera perder, pues si era descubierto y se lo llevaban preso, al menos le era de utilidad para no seguir viviendo en las calles, alejarlo a la fuerza del alcohol y tal vez en una estando preso le fuera posible volver a difundir la historia a los otros presos, siendo de nuevo un hombre de utilidad para la Sociedad.

Decidido, sentado en la parte trasera de la base del monumento, para ocultarse adecuadamente, con voz grave estruendosa, dijo: - ¡Cuanto dolor siento al ver la manera como, en mi nombre, se ha hecho tanto mal a mi querida Venezuela! ¡Esta se encuentra más dividida que nunca, pues se ha sembrado el odio y el rencor entre los venezolanos! ¡Es necesario divulgar mi mensaje por el bien de todos!

Y con su voz mas grave, como de ultratumba, el Maestro Roncañolo hizo un recital de memoria de frases y pensamientos famosos del Libertador, ante un Presidente congelado por el miedo y el asombro de creerse ante el espíritu del Padre de la Patria.

- ¡La suerte de Venezuela no me puede ser indiferente a pesar de estar muerto! ¡Por eso estoy hablando contigo por el bien de mi gran Estado Nacional!, dice el maestro con su voz ronca y fuerte.

El Presidente, asombrado por las palabras del Libertador, le pregunta angustiado: - ¿Porqué ha fracasado este movimiento revolucionario bolivariano?

- ¡La revolución es un elemento que no se puede manejar. Es más indomable que el viento! le responde el Maestro.

El Presidente desde el suelo, casi llorando, exclama: - ¡Pero yo solamente quise compartir contigo la gloria!

El Maestro Roncañolo, haciendo de Libertador, le vuelve a responder: - ¡La gloria es ser grande y ser de utilidad!

El Presidente entristecido pregunta desde las sombras: - Entonces. ¿Me puede decir la manera de empezar a trabajar para componer a Venezuela?

El Maestro responde con alta voz: - ¡La mejor manera es la honradez! Aparte, ¡La justicia es la reina de las virtudes republicanas, y con ellas se sostienen la igualdad y la Libertad! Asimismo, ¡La impunidad de los delitos hace que se cometan con más frecuencia, y al fin llega el caso de que el castigo no basta para reprimirlos!

El Presidente exclama: - ¡He prometido muchas cosas que no he podido cumplir! ¡Me vería como un hombre indigno si fuere capaz de asegurar lo que no estoy cierto en cumplir! ¡Mi gloria se ha fundido sobre el deber del bien!

El Presidente, triste y avergonzado, sigue diciendo: - ¡Quisiera gobernar hasta el 2021, pero me quieren sacar del Poder!

El Maestro, remomerando al Libertador, exclama: - ¡Nada tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder!

- ¡Debes renunciar para que vuelva la estabilidad a este gran pueblo!, porque ¡Sin estabilidad todo principio gubernamental se corrompe y termina siempre por destruirse!

Y el Maestro Roncañolo continuaba entusiamado haciendo su papel entre las sombras del Panteón, ante un Presidente que estaba triste y desorientado ante su fracaso... - ¡Renovemos la idea de un pueblo que no solo quería ser libre, sino virtuoso!...

- ¡Saber y honradez, no dinero, es lo que requiere el ejercicio del Poder gubernamental!...

- ¿Un hombre sin estudios es un ser incompleto!...¡Un militar no tiene virtualmente que meterse sino en el ministerio de sus armas!...

- ¡Un necio no puede ser autoridad!...¡Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción!...¡Valor, riqueza, ciencia y virtudes: estas son las cuatro potencias del alma del mundo corporal: estas son las reinas del universo!...¡Mi valor fuera algo si me hubiesen alabado menos!...

Cuentan que el Presidente, a partir de esa noche no fue el mismo. Con todo ese discurso del maestro, pudo entender que el pensamiento del Libertador es algo muy alto, que no debe ser manipulado con intenciones políticas, sino mas bien fundido entre la juventud para que sea bien entendido y aplicado. Presenta la renuncia a su cargo y se fue a vivir en una isla del Caribe donde contaban con un gobierno revolucionario ya establecido, como el que deseaba imponer en Venezuela, le dieron asilo...Y el pueblo de Venezuela hizo lo posible e imposible para volver a enrumbarse, supo aprender de sus errores, y, todos unidos, trabajaron en busca del bienestar y la felicidad de la Patria...

Cualquier semejanza de este cuento con nuestra realidad es pura coincidencia...

PD: Nunca se supo algo mas del Maestro Roncañolo, aquel mendigo bueno quien fue un patriota desconocido esa noche en el Panteón Nacional, pero hay quienes cuentan que en las noches se escuchan en ese recinto las carcajadas y aplausos de quienes, desde el ultratumba, fueron testigos de ese episodio pintoresco colaborador del cambio en el rumbo de nuestra historia...

Daniela Dominguez Salas
15 años, 9° grado