APRENDER A PENSAR


Por Lic. Rigoberto A. Becerra D. (MAF)


Este puede ser otro ejemplo de como es que caemos en los paradigmas, creyendo que la sola respuesta a algo es la que sabemos o la que nos han enseñado a dar. Parece que lo correcto es permitirnos pensar mas y dejar al mismo tiempo pensar a las otras personas, porque las soluciones pueden ser infinitas........

Este es un cuento (muy real) especial para ingenieros, amantes de las ciencias o cualesquiera otras personas a las que les guste pensar.

Sir Ernest Rutherford, Presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:

Hace cierto tiempo estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta dada en un problema de física, pese a que el alumno afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada.

Por tal motivo, Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. La pregunta del examen era: "Demuestre la forma de determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro".

La respuesta del estudiante fue: "Lleva el barómetro a la azotea del edificio y le ata una cuerda muy larga. Lo descuelga hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio".

Realmente, el estudiante estaba planteado un serio problema al resolver el ejercicio, porque estaba respondiedo a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le era concedida la mayor puntuación, esto tal vez alterara el promedio de sus estudios, obtener una nota mas alta y entonces certificar su alto nivel en física; pero esta sola respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Por lo tanto hice la sugerencia que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedmos seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta era necesario demostrar sus conocimientos de la materia examinada.

Pasaron cinco minutos y el estudiante estaba sin escribir algo. Al preguntarle si deseaba marcharse, me dijo que no, pues encontraba muchas respuestas al problema por lo que deseaba le dieran unos minutos mas, a lo cual estuve de acuerdo.

Su dificultad era elegir la mejor de todas. Al darle escusa por interrumpirle y le asignamos 3 minutos para que continuara.

En esos minutos estuvo escribiendo la siguiente respuesta: "Tome el barómetro y lolanza al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo que tarda en caer con un cronòmetro. Seguidamente calcula la altura = 0,5 x A x T2. De esta manera obtenemos la altura del edificio".

En este punto, junto con mi colega, le dijimos al estudiante que se retirara para nosotros dialogar. Estuvo conforme y le dimos la nota mas alta.

Tras abandonar el despacho, cuando iba por el pasillo al encontrar de nuevo al estudiante le hice la solicitud de que me contara, ya fuera de aula, sus otras respuestas a la pregunta.

- Con mucho gusto Profesor, hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mide su altura y la longitud de su sombra. Si medimos la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporcionalidad, se obtiene de igual forma la altura del edificio.

- Perfecto, le dije, ¿y hay otra manera?

- Claro, este es un procedimiento muy sencillo para medir un edificio, pero de igual manera sirve. En este, coges el barómetro y te colocas en las escaleras del edificio en la planta baja. En la medida que subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas la cantidad de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por la cantidad de marcas que has hecho y ya tienes la altura.

- Este es un procedimiento muy directo. – Le dije.

- Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si sabemos que cuando este se encuentra a la altura de la azotea la gravedad es cero, y, si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, se puede calcular, sin duda, la altura del edificio.

- En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Al usarlo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precisión. En fin, existen otras muchas maneras.

Sin parar de hablar dijo con una sonrisa, - Probablemente la mejor puede ser coger el barómetro y golpear la puerta de la casa del profesional constructor del edificio. Cuando abra, decirle: señor Ingeniero, tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de tal edificio, se lo regalo.

En este momento, le hice la pregunta de si ¿le era conocida la respuesta convencional al problema? (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares).

Su respuesta fue: - Evidentemente, pero durante mis estudios los profesores estuvieron todo el tiempo intentado enseñarle a pensar.

El estudiante se llamaba Niels Bohr, de Dinamarca, premio Nobel de Física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador.

Al margen del personaje, lo divertido y curioso del relato, lo esencial de esta historia, es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR.

...Espero que les haya gustado. Por cierto, para los pocos creyentes, esta historia es absolutamente real.

LO QUE MAS NOS HACE FALTA EN NUESTRAS ESCUELAS, COLEGIO Y UNIVERSIDADES.